

Madre, cooperante, actriz. Esas son las tres palabras que, en opinión de Angelina Jolie, mejor la definen. "Soy madre y más que embajadora de buena voluntad para las Naciones Unidas; simplemente, ciudadana del mundo. Y por último, actriz".
Angelina Jolie Voight, nacida en California hace 32 años, es una de las actrices más famosas del mundo, portada en numerosas ocasiones de la prensa del corazón y objeto de deseo de quienes adoran la voluptuosidad de sus curvas en la pantalla.
En la vida real, Jolie es una mujer menuda y de apariencia frágil, aunque con un punto de misterio en su rostro, muy diferente a la rompedora Lara Croft que aparece en Tomb Raider, la rebelde de 60 segundos a la belleza asesina de Mr. & Mrs. Smith.
Angelina Jolie se siente ante todo una mujer afortunada: "Tengo la oportunidad de hacer el trabajo que quiero. Estoy enamorada de mi labor como cooperante, me inspira y me llena, y adoro a mis hijos, a mi familia, cada segundo del día. Esta es mi vida, que además tengo la fortuna de compartir con Brad, un hombre fascinante y un compañero maravilloso". El Brad al que Jolie se refiere no es otro que el guapo actor Brad Pitt; él es su "amor", su "mejor amigo" y el "padre de sus hijos".
Ambos se han convertido en familia numerosa en tan solo dos años. Es fácil de imaginar la locura que reina en su casa con cuatro hijos pequeños: Maddox, de seis años, adoptado en Camboya cuando Angelina Jolie aún estaba casada con Billy Bob Thornton; Zahara, de dos, adoptada en Etiopía en 2005; Pax, vietnamita, de tres años, y Shiloh, de 18 meses, la única hija biológica de la pareja.
Con la familia viven también dos traductoras, una vietnamita para Pax, "que aún no domina el inglés", y otra que habla camboyano a Maddox " para que no olvide su idioma".
Su activismo nació antes de que adoptara a Maddox, durante el rodaje de Tomb Raider, la película que, recuerda, cambió su vida. "Viajé por todo Camboya, y luego, con mi siguiente filme (Amar peligrosamente), por África. Fue allí donde conocí el tema de las minas antipersonas y el problema de los refugiados y la historia de los diferentes países".
Conocer lo que ocurría volvió del revés la vida que llevaba hasta ese momento y cambió sus prioridades. Aquellos dos viajes a Camboya y África y la llegada a su vida de Maddox desataron el cambio.
"Amo a los niños. Y hay muchos a los que deseo ayudar mediante programas educativos". Una tarea que Jolie nunca abandona. De hecho, pasó sus últimas navidades con refugiados colombianos en Costa Rica.
"Lo que también deseo es inculcarles a mis hijos que las navidades no se centran únicamente en lo que van a recibir, sino también en lo que pueden aprender".